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Acerca de mi

Mónica Ochoa

Desde que era niña, siempre me ha encantado hacer manualidades. Recuerdo con mucho cariño cómo veía a mi mamá sentarse a crear sus propios collares, aretes y pulseras. Ella también ama las manualidades y siempre ha sido increíblemente creativa. Un día le dije que yo también quería hacer pulsera, y para mi sorpresa, me compraron todo lo que necesitaba: millones de chakiras con las que pasaba horas combinando colores y creando nuevas piezas.

Al poco tiempo, mis amigas y familiares comenzaron a decirme que les encantaban mis pulseras y que querían que les hiciera algunas también. ¡Imagínate mi orgullo y felicidad! Así, empecé a venderlas por $5 o $10, y la gente me compraba, me hacían pedidos. Cada vez que vendía una pieza, me sentía como la niña más afortunada. Reinvertía mis pequeñas ganancias en más chakiras, y si no, las gastaba en juguetes. Desde esos primeros pasos, siempre he tenido ese espíritu comerciante, pero, sobre todo, una pasión infinita por crear.

Conforme fui creciendo, me di cuenta de que quería llevar mi amor por la joyería a otro nivel. Buscaba siempre mejorar la calidad de mis piezas, encontrando nuevas piedras y materiales. En cada viaje familiar, si veía alguna tienda de insumos, corría a comprar más piedritas y guardaba los contactos para seguir comprando. Lo que alguna vez empezó como un juego, se fue convirtiendo en una pasión seria, en un sueño que siempre quise hacer más grande.

La Colección Florencia y el Nacimiento de MONOCH:

Cuando tenía 22 años, la vida me llevó a dar un paso gigante en mi camino. Estaba estudiando en España y, al finalizar mi semestre, no quería regresar a casa de inmediato. Entonces, mi papá, en un gesto que nunca olvidaré, me sugirió buscar un curso de joyería en Italia, ese sueño que siempre había estado en el fondo de mi mente. No podía creerlo, ¡iba a aprender joyería en el lugar donde siempre había soñado!

Buscando el curso perfecto, terminé en Florencia, la cuna de la joyería, y todo se acomodó de manera mágica: las fechas coincidieron con mi visa de turista, y pude quedarme para tomar el curso. Desde el primer segundo en que puse un pie en Florencia, me enamoré. No solo de su comida o sus calles hermosas, sino de su gente, su cultura y, por supuesto, de su increíble tradición joyera.

Ese viaje cambió mi vida. Fue ahí donde decidí que la joyería no solo sería mi trabajo, sino mi forma de vida. Me di cuenta de que esto era lo que quería hacer para siempre, porque para mí no es trabajo, es mi pasión. Fue en Florencia donde nació mi colección más especial, Florencia, inspirada en la belleza y elegancia de la ciudad que me dio tanto.

De este sueño nació MONOCH, una marca que refleja mi amor por la joyería y mi dedicación en cada pieza. Cada joya que diseño tiene una historia, una parte de mi viaje y de mi pasión. Te invito a descubrir MONOCH y a dejarte cautivar por nuestras piezas originales, que transforman cualquier ocasión en algo especial y en un recuerdo que te acompañará toda tu vida.

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